Cupcakes de dos chocolates: blanco y negro (sin buttercream, con ganaché)


Habréis visto que llevo todo el verano muy calladita. No he estado totalmente ausente, pero no he podido publicar al ritmo al que os tenía acostumbrados... Sin embargo, eso no significa que no haya estado haciendo cositas, así que tengo varias entradas pendientes que compartir con vosotros.

Hoy os traigo estos deliciosos cupcakes de dos chocolates, blanco y negro... ¡sin buttercream! La combinación de los dos ganachés resulta increíble... ¡tenéis que probarlos! Yo, desde luego, pienso volver a hacerlos en breve.


Os dejo aquí una foto del corte, para que se os vaya haciendo la boca agua, jejeje...



INGREDIENTES


  • 8 magdalenas de vainilla, hechas con ESTA RECETA
  • Para el ganaché blanco: 120 gr de chocolate blanco y 75 ml de nata líquida para montar.
  • Para el ganaché negro: 50 gr de chocolate negro de cobertura y 50 ml de nata líquida para montar.

PREPARACIÓN


Primero preparamos las magdalenas, que, como ya os contaba, son muy fáciles de hacer.

Mientras están en el horno, preparamos el ganaché de chocolate blanco. Para ello derretimos el chocolate blanco (al fuego o en el microondas), con cuidado, porque se quema en seguida. Cuando esté listo, a fuego lento, incorporamos la nata y removemos hasta que esté todo bien integrado y comience a espesarse... ¡con cuidado de que no hierva). Retiramos del fuego y dejamos templar a temperatura ambiente.

Sacamos las magdalenas del horno, cuando estén listas, y dejamos primero reposar 5 minutos en el molde y luego las pasamos a una rejilla para que se enfríen por completo. Esto es importante: si las dejamos enfriar en el molde, es muy probable que se nos despeguen las cápsulas.

Cuando se haya templado, meteremos el ganaché de chocolate blanco en el frigorífico, y lo dejaremos una media hora.

Mientras, podemos preparar el ganaché de chocolate negro, siguiendo el mismo procedimiento que con el blanco. Este ganaché no lo meteremos en el frigorífico, porque no nos conviene que se espese demasiado, así que lo dejaremos templar a temperatura ambiente.

Cuando haya pasado la media hora de enfriado del ganaché blanco y las magdalenas estén completamente frías, procederemos a montar los cupcakes.

Con un descorazonador, hacemos un agujero en el centro de cada magdalena, que rellenaremos con el ganaché negro hasta el borde. Después, volvemos a colocar la tapita que hemos retirado.

Sacamos el ganaché blanco del frigorífico y lo batimos bien con unas varillas eléctricas. Veremos que, al coger aire, la mezcla se aclara y aumenta de volumen. Cuando tenga la textura deseada, la repartimos entre las 8 magdalenas. Yo lo he hecho con una cuchara.


Por supuesto, el ganaché también se puede aplicar con una manga pastelera. Yo he preferido hacer una cobertura más fina (y más ligera), porque al hacer una roseta o similar con la manga hay que poner bastante más cobertura sobre la magdalena. Si vosotros lo preferís así, necesitaréis hacer más cantidad de ganaché y después de batirlo con las varillas lo volvéis a meter en el frigorífico, vigilando cada pocos minutos, hasta que alcance la textura óptima para que conserve la forma de la boquilla de la manga.


Por último, he rematado los cupcakes decorándolos con unas flores de fondant, hechas con un molde unas horas antes, para dejar que se secaran y mantuvieran la forma.



Como veis, estos cupcakes no tienen ninguna complicación, ni llevan ningún ingrediente exótico ni difícil de encontrar en cualquier supermercado (excepto el fondant, pero eso es sólo para decorar, si no tenéis no afecta a la receta). Así que... ¡seguro que no os podréis resistir a la tentación de hacerlos!

Si os animáis a prepararlos, me encantaría que me contárais qué tal os ha ido.

Yo me despido ya por hoy. Besitos y... ¡hasta el próximo post!

Comentarios

Publicar un comentario

Muchas gracias por dejar tu comentario. Me encanta leerlos todos y me ayudan a mejorar este blog día a día... ¡Sin vosotros, esto sería muy aburrido!