Torrijas de vino y miel, la Cuaresma y el Arcipreste de Hita


Las torrijas son un dulce tradicional de la época de Cuaresma y Semana Santa en España. Aunque en cada sitio se preparan de forma distinta, la base es la misma: en su origen, es una forma de aprovechar el pan que se ha quedado duro.

La Cuaresma es el periodo de 40 días destinado (según el calendario cristiano) a la preparación de la Pascua. Comienza el Miércoles de Ceniza y termina en la tarde del Jueves Santo. Es, por excelencia, el tiempo de conversión y penitencia del año litúrgico. El comienzo de la Cuaresma pone fin al Carnaval, unos días en los que (en teoría) está "todo" permitido.

El Arcipreste de Hita, en un fragmento de su "Libro de Buen Amor" (siglo XIV), nos relata esta transición del Carnaval a la Cuaresma como una batalla entre dos bandos, cada uno con sus tropas, liderados por Don Carnal y Doña Cuaresma, respectivamente. Mientras las tropas de Don Carnal las forman faisanes, tocinos, capones, filetes de vaca, etc, a Doña Cuaresma la acompañan sardinas, truchas...


Dicha batalla es ganada por Doña Cuaresma, como no podía ser de otro modo, y da paso a una época de sacrificio y frugalidad. Pero, claro, si vemos la foto de las torrijas, veremos que de eso... poquito. Y lo mismo ocurre con otros platos típicos de la cocina de esta época.

No os quiero cansar mucho, así que no me enrollaré mucho más con este tema. Lo que pasa es que a mí no me gustará cocinar, pero sí me gusta la Literatura Medieval... Por si a alguien le interesa, os dejo AQUÍ el enlace al texto actualizado (para que se entienda bien) del fragmento que os comentaba.





Y ya, sin más, os voy a contar cómo hacer estas torrijas. Os decía que en cada sitio se hacen de una manera distinta. Yo os voy a contar cómo se hacen en Sevilla, con la receta que me ha dado mi madre (que, si no digo que me la ha dado ella, le da un dolor).

Ya he dicho que las torrijas se hacían para aprovechar el pan duro. De hecho, la mayoría de las recetas de torrijas se hacen con rebanadas de pan normal. Pero aquí venden un pan especial para torrijas, que es como pan de molde, pero más denso y con las rebanadas cortadas más gruesas. En las fotos de abajo, podéis ver cómo es este pan, en comparación con el pan de molde normal. No os aconsejo que lo hagáis con pan de molde normal, porque se os van a deshacer. Si no encontráis el pan especial de torrijas, puede que os sea más fácil encontrar (o encargar) pan de molde sin cortar y lo cortáis vosotros.








INGREDIENTES


  • 2 paquetes de pan de torrijas (24 rebanadas)
  • 1 kg de miel
  • 1 botella (75 cl) de vino blanco
  • Aceite de oliva
  • 6 o 7 huevos

En cuanto al vino, hay quien lo hace con fino o manzanilla, y quien lo hace con vino dulce. Ya depende del gusto de cada uno, pero a mí no me gusta hacerlo con vinos de sabor muy intenso, así que elijo un vino blanco normalito, pero que no sea muy malo (prohibidos los de caja, por lo menos que vaya en botella...).

PREPARACIÓN


El día antes de hacer las torrijas, sacamos el pan del paquete y lo dejamos airear, para que se ponga un poco más duro. Yo lo pongo en una fuente, tapado con un paño limpio (para que no le caiga nada, pero que respire).

Al día siguiente, ya podemos preparar las torrijas. Primero, vertemos vino en un plato y vamos mojando las rebanadas, una a una, por las dos caras, para que se empapen bien. Una vez mojadas, las vamos disponiendo en pilas en una fuente. Iremos dándoles la vuelta a las pilas de vez en cuando a lo largo de todo el proceso, para que el vino se vaya distribuyendo de manera uniforme y las de arriba no se nos queden secas.




Una vez mojadas todas las rebanadas con vino, batimos 6 o 7 huevos. Ponemos a calentar una sartén con aceite de oliva, en cantidad sufiente como para freír (dependerá de la sartén, yo he usado medio litro). Vamos mojando pasando las rebanadas de pan, una a una, por el huevo batido y las echamos en el aceite caliente, para que se frían bien por ambas caras. Si vemos que se ponen muy oscuras, vamos bajando un poco la temperatura del aceite (yo empiezo a freír al máximo, que en mi cocina es el 9, y al poco tengo que bajar el fuego al 7).



Cuando estén doradas, las sacamos y las ponemos a escurrir en papel de cocina. Las dejamos enfriar.



Una vez fritas todas las torrijas, pasamos a preparar el almíbar. Para ello, ponemos en una cazuela el litro de miel y añadimos vino. La cantidad, dependerá del gusto a vino que queramos que tenga el almíbar (yo no le pongo mucho, porque nos gusta que sepa más a miel). Lo ponemos a fuego medio y lo dejamos hervir unos 5 minutos, para que se evapore el alcohol del vino y se haga el almíbar. Si vemos que queda muy espeso, añadimos un poco de agua. Cuando esté a nuestro gusto, retiramos del fuego y dejamos enfriar.

Cuando el almíbar esté frío, vertemos un poco en el fondo del recipiente donde vayamos a guardar las torrijas, y vamos poniendo capas de torrijas y almíbar alternativamente.



La gracia de estas torrijas es que estén empapaditas en el almíbar, así que, para que no se sequen, habrá que irlas cambiando de posición de vez en cuando. Y, a la hora de servirlas, empezamos siempre por las de abajo, que estarán más jugosas.



Comentarios

  1. Me encantan las torrijas. Una receta tan sencilla, algo rústica y pensada para aprovechar el pan que quedó... Pero, a mí me recuerda a mi abuelo y a mi niñez. Además, en casa, cuando las preparo, todos quedan contentos. Me voy a llevar esta variante porque me gustó mucho; ese almíbar debe estar delicioso.
    ¡Un beso!

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  2. este año me he.propuesto hacerlas!! Asique no se si.cogere tu receta!!
    un saludo carmen

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  3. Hola!!!
    Tienes un premio esperándote en mi blog!!!
    Un besote!!!

    http://pinkisshome.blogspot.com.es/2013/02/premio-liebster-blog.html

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